Recovecos de mi alma...
A los 17 años conocí al amor de mi vida, sí, al amor de mi vida, y yo ni siquiera lo sabía.
A los 18, se fue lejos y aunque mantuvimos el contacto, ese que te acerca a las personas que están lejos pero aun así no deja de ser tan indirecto, yo seguía sin saber que él reunía todas las cualidades que yo solía en ese entonces buscar.
A los 18 y 5 ó 6 meses, él viene y me suelta de la nada que llego a sentir cosas por mí, que pensó que eran ideas producidas por su imaginación pero aun así el quería que yo lo supiera y hasta ese entonces no me di cuenta de que yo sentía exactamente lo mismo pero al fin de cuentas de nada servía si él seguia estando asquerosamente lejos.
A los 19 trate de seguir mi vida normal, como si nada, después de todo eramos amigos.
A los 20 él regreso y con él todas las emociones que creía congeladas se liberaron de sus cadenas y se derritieron en las manos correctas, dándole rienda suelta a todo ese mundo nuevo que un corazón joven y novato estaba dispuesto a descubrir.
Los meses pasaron y así como los sentimientos crecían, los miedos decidieron hacerse presente, no todo puede ser perfecto ¿no? Miedos que lamentablemente fueron más grandes que cualquier corazón lleno de experiencia.
Se preguntarán sí este amor de la vida perdura aun con 24 años...
Pues no, esa es la respuesta, un no que duele y que quema, las diferencias marcadas por la vida misma y los miedos vencieron.
Ese corazón novato no tenía conocimiento de que el amor podía doler tanto, que al amor de su vida, no era más que uno de momento, de un suspiro, de un para siempre que no duro mucho, después de todo fue de esos amores que llegan en el momento preciso en que puede latir tu corazón, que siempre esta dispuesto a correr los riesgos y terminar en ruinas, con miles de recovecos en el alma y un corazón desastre.
A life in a paper ~ Written by Ninny.
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