Equipaje de cabina

Que difícil empezar a escribir esto cuando lo has hecho tantas veces....

Corría marzo de este año llegaba de unas vacaciones increíbles, con un equipaje cargado de abrazos, mimos y buenos deseos, con unas ganas enormes de comerme el mundo de un solo bocado...

Paso el tiempo y cogí otro avión para llenarme de experiencias, absorber conocimiento, sí ese conocimiento con el que te gusta hacer malabares y con el que pretendias ilusionarte y crear grandes cosas.

El reloj y el tiempo no se detiene por nadie, conociste gente que te sonrió, que te abrazo y te apuñalo a la primera de cambios, gente que te mostró su apoyo pero solo querían tomar un trozo de tu éxito, conociste la envidia, la rabia, la impotencia y no, no eran cosas nuevas para ti, solo eran viejas amigas que resurgían de las ruinas, pero tú seguiste a 100 kilómetros por horas hasta que te estrellaste...

Te estrellaste y caíste a un pozo sin fin donde te hundiste, quizás la corriente es quien te mueve y la verdad no te incómoda, te sientes liviana o quizás muy pesada, el equipaje pesa y eso que has agotado los recursos y las muestras de afecto para no llegar a esto.

Inhala.

Exhala.

Repite.

Libera la carga pesada, si bien tocaste fondo fuiste capaz de buscar ayuda, recuerda que todo ave fénix renace de las cenizas, pero si vas a renacer promete que nadie más te va a herir de la forma en  que tú lo hiciste, porque no te lo mereces.

Tienes permitido llorar una vez más por todo lo que has pasado, solo una más y prometerte que será la última, deja que el sedante haga efecto, ve a dormir sin esa carga en  tus hombros, sin ese nudo oprimiéndote el pecho y las lágrimas, mañana habrá  tiempo de secarlas y habrá una resplandeciente sonrisa iluminando tu cara, porque nada esta del todo perdido y siempre habrán más aviones y equipajes nuevos por acarrear.