Identificada es la palabra, pero a ello le cambiaría muchas cosas y Frida sería la equivocada, cuando por lo general lo soy yo.

Como por ejemplo puede estar en lo cierto al decir que ni queremos un amor a medias, pero cuando lo has vivido te demuestras a ti mismo que puedes querer por dos y no sé que tan malo sea eso. 

He intentado reparar uno que otro corazón rasgado, olvidándome claramente de que el mio se ha enamorado de un sastre. 

Un amor partido a la mitad, así como la leyenda del hilo rojo, te conecta a otra persona para tarde o temprano formar sólo uno.

Y quizás merezca, o quizás no, lo que Frida pide a gritos, un amor entero, intenso e indestructible, que nos llene el cuerpo de paz.

Esa paz que encuentro en aquel lugar feliz del que tantas veces me despedí, sí ese que no es un lugar físico, sino un hogar, un par de brazos que no he abrazado, un hogar donde sabes que has estado y mientras más lo recorres, más sabes que es tuyo, sabes donde buscar, incluso estando en la oscuridad.

Y que tóxico puede ser querer volver a un lugar donde te quisieron a medias, donde te destruyeron y construyeron a partes iguales.

Es que noche tras noches con una distancia de meses te vengó soñando y me sigo preguntando por qué sigo despertando, sí es ahí donde te tengo.